MI DULCE MANDARINA SIN SEMILLA

Yo en cambio hurgo en verdades semilleras
de las rosas prefiero las que hieren con espinas
al rasgarme las manos recuerdo el dolor, recuerdo la vida.


Azafrán lejano o(h)riente
del placer y el paladar huye el monje penitente
la ortodoxia desgana tu líbido
por eso disfrutas de este sauce torcido.


Detesto el tiempo y su paso
se caen los senos, se dilata el espacio
con rabia penetro el sangriento carpaccio
seis dientes con sarro bailándome un tango.

Antonio de la Vega

A.M.A.